Los Caracoles del Paso Cristo Redentor

Argentina y Chile comparten más de 5.000 kilómetros de frontera, la mayor parte de ellos dibujados sobre las imponentes cumbres de la Cordillera de Los Andes. Con más de 40 pasos fronterizos entre ambos países repartidos a lo largo de las montañas, no parece fácil decidir cual de ellos es el más espectacular de todos. Entre los más lindos e interesantes para quien, como yo, ama manejar, está sin dudas el Paso de Los Libertadores, también conocido como el Paso del Cristo Redentor, y en especial, el tramo que los lugareños denominan, con toda la razón, como Los Caracoles.

El paso fronterizo es, en realidad, un túnel: el túnel del Cristo Redentor, ubicado a 3.209 m de altitud y con 3.080 metros de largo, de los cuales 1.564 se encuentran en territorio chileno y 1.516 en el lado argentino.

La vertiente argentina resulta ser un ascenso suave, una subida relajada a través del agreste paisaje montañoso de la zona hasta embocar en la entrada del túnel. Sin embargo, el acceso por la parte chilena es otro cantar. El paisaje sigue siendo el mismo, pero la carretera gana altura con mucha mas rapidez, obligándola a un trazado sinuoso tan perfectamente delineado que, visto desde el aire, parece el serpentín de un frigorífico.

Es el paso más importante entre la capital de Chile, Santiago, y la región argentina de Mendoza. El tráfico es intenso, sobre todo de vehículos pesados que afrontan este tramo con calma y resignación, formando largas caravanas que a ritmo pausado, cruzan la mercaderia. Contemplados desde la distancia, dan la impresión de una procesión de “moluscos gasterópodos cargados con su cocha espiral”. Dicho sin pedanterías absurdas: parecen caracoles.

Les dejo unos videos para pasar el rato.
El primero les dara una idea de los complicado que puede ser el tramo al conducir una camion de gran tonelaje.

En el segundo video vemos el mismo lugar pero aderezado con la presencia de nieve. Con el paisaje tan agreste de la zona, la nieve en las montañas de alrededor le da un toque casi místico.



Y para terminar, una clase practica de lo que no se debe hacer cuando vuelca un camion en una carretera de montaña como esta. Una forma absurda de provocar un segundo accidente.



Sin dudas, un examen para la paciencia, la habilidad al volante y sobre todo, los frenos y el motor.