Esta historia es de 2007, así que con bastante probabilidad ya la conoces. Pero Internet tiene eso, es anárquico y recurrente.
Todo va tan rápido que nos perdemos mucho material interesante que después vuelve a uno por casualidad, porque tenía que volver o por algún amigo que quería que eso ocurriera. Es lo bueno de documentar en la nube. En parte, algo de ésto es el porqué de éste mismo Blog.
Ayer me han pasado este PPT, que relata un curioso experimento realizado en el Metro de Washington DC, y me ha parecido muy oportuno para estos días en que tenemos más tiempo para pensar.
Nos plantea preguntas como éstas: ¿Somos capaces de percibir la belleza? ¿No andamos demasiado de prisa para apreciarla? y sobre todo, la interrogante que me parece más reveladora: ¿Reconocemos el talento en un contexto inusual?
Mírate la presentación primero, y después te comento algo más:
Ahí la tenemos, la dictadura del reloj haciendo otra vez de las suyas: Un niño de 3 años fue el único capaz de conectar genuinamente con lo que allí estaba pasando.
Qué surrealista: por Joshua Bell mucha gente estaba dispuesta a pagar 100 dólares para escucharlo en el Teatro de Boston, pero muy pocos 1 euro por un artista anónimo que hacía la misma música, exactamente la misma, pero en el Metro.
Cualquier coincidencia con lo que pasa en Internet NO es pura casualidad. El “marquismo” es uno de los males que padecemos por estos territorios. Lo de siempre: el glamour, la fama y el contexto nublan bastante la percepción.
Pero es hora de que aprendamos a juzgar el contenido al margen de los nombres, porque así haríamos mucho bien al talento y a la innovación. Para eso hay que observar con atención, sin prisas, y no dejarse empobrecer por los estereotipos. Es una habilidad, por cierto, que me propongo seguir cultivando en 2011.
Me gustaría que esta historia te haga pensar, que te haya servido para algo más que escuchar de nuevo al genial Bach, que no es poco. Ya me cuentas…
Esto tiene fuente y está acá.
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