Un chalé a metros del Olbelisco

Si hay un capricho arquitectónico que destaca por lo insólito de su situación, su estilo, y sus vistas, ese es el del chalet que parece levitar desde hace décadas en el corazón de Buenos Aires. En una altura de nueve pisos, un chalet que parece extrapolado de algún paisaje del viejo continente, domina una de las mejores vistas de Buenos Aires. Y todo a pocos metros del obelisco, el ícono urbano de la ciudad.

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La historia del chalet es responsabilidad de un inmigrante valenciano, Rafael Díaz, que como otros tantos, llega a Buenos Aires buscando mejores oportunidades a fines del siglo XIX.


Luego de unos cuantos años trabajando en relación de dependencia, encuentra su camino al éxito empresarial creando una casa de Muebles que prospera en el ambiente de la por entonces ascendente clase media argentina. En pocos años, queda al mando de la tienda de muebles más grande de América Latina, con un salón de ventas de varios pisos, y un sistema de venta por catálogo a todo el país. Su sede estaba localizada a pasos de donde en poco tiempo se construiría el obelisco porteño.

Rafael Díaz, supo veranear en Mar del Plata, en tiempos de la Belle Époque, un reducto exclusivo de la suntuosa aristocracia de Buenos Aires, que construía junto al mar una villa poblada de imponentes chalets y mansiones. Admirador de uno de los chalets de estilo normando, Díaz decide construirse uno a gusto en la cima de su tienda de Muebles. Pero en vez de estar situado en una villa balnearia, ésta vez, estaría en medio de un mar de cemento.

En la siguiente imagen (actual), si miramos en detalle, se puede ver el chalet asomado por encima de una valla publicitaria, y el obelisco por delante:
image chalet obelisco

A causa de que su casa de residencia se encontraba alejada del centro de la ciudad, el chalet en altura servía como un lugar de descanso para almorzar y dormir la siesta hasta regresar a su trabajo…debajo de su casa. Casi, como tocar el cielo (porteño) con las manos.

Rafael Díaz muere en el año 1962. Sus hijos, liquidan el negocio de la mueblería, ya en decadencia, para alquilar los pisos del edificio. El chalet, milagrosamente (en una ciudad en constante cambio) sobrevive hasta la actualidad, casi en el olvido, encumbrado en la cima del corazón de Buenos Aires, pero rodeado de enormes carteles publicitarios que le niegan la maravillosa vista de la urbe, y en días claros, hasta la costa de Uruguay.

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Si alguien tiene la oportunidad de caminar por el obelisco, hoy puede mirar sobre el edificio, en la dirección exacta de Sarmiento 1113. Se puede ver el chalet desde algunos ángulos acotados, hoy restaurado y funcionando como una confitería para el personal de las empresas del edificios. Probablemente sea, uno de los chalets de estilo normando más insólitos en cuanto a su ubicación de todo el planeta.

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